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POST MORTEM In Paradise we would be handled by huries, virgins with eyes like stars, inmarcesible virginity that is reborn with every kiss and saliva so gentle that a little bit fall in the ocean all the water would be sweeten. Du Ryére, Le Coran

sábado, 9 de agosto de 2014

Sepultados vivos

Sepultados vivos



Siendo miembro de una fuerza especial Ninja, Tetsuo ha dedicado su vida al servicio del gobierno japonés. Experto en artes marciales como sus otros siete compañeros que arriesgaron su vida en pos de la seguridad nacional.
Su última misión había sido un fracaso y Tetsuo es atrapado.
Fue torturado, humillado y golpeado de tal forma que se le dio por muerto.
Permaneció perdido por al menos una década. Se dice que deambulaba por todos lados repitiendo el nombre de su amada- ¡Masshiori! ¡Masshiori!- murmuraba con los labios secos, la cara llena de costras de mugre, vistiendo andrajos.
Nunca se casó ni tuvo hijos, su vida eran sus amigos. La división gubernamental a la que pertenecía desapareció con sus dirigentes como tragados por la tierra. No hay rastros de sus hazañas, no hay rastros del gran guerrero ninja. Tetsuo ha regresado de la muerte y sin una vida sigue recorriendo las calles en busca de un destino que se perdió junto con todo su heroísmo, es un don nadie.
Decide ir al cementerio y encuentra las lápidas de sus siete amigos. Esto lo afecta de tal manera que entra en crisis y se tira a la bebida y al desenfreno total. Es menester olvidar y así inconsciente por el alcohol soñar con su katana reluciente y la pálida luz de la luna reflejándose, su poderosa katana, siempre hambrienta de la sangre de sus enemigos. Sus ojos despidiendo un poderoso fulgor y sus pies ligeros que se desplazan veloces por sobre las terrazas. Una verdadera sombra casi indetectable. Recuerda a Tori, el más joven de la división ninja llamada Oshiri Ryu, lanzaba un certero shuriken a la frente de uno de los guardias que resguardaban el palacio en el que tenían  secuestrada a la bella Masshiroi, como venganza al no haber pagado deudas de juego. Su padre Hatori Hanzo, líder del clan  Satsujin Odayaka había hablado con Tetsuo al encomendarle salvar a su hija y poder matar al líder de los Seiku, Ōkina Penisu y con eso terminar la guerra entre clanes, que ya había llegado muy lejos. Ōkina Penisu, líder del clan Seiku tenía cautiva a la princesa por una supuesta deuda de juego.
Masshiori, yacía inconsciente en su celda en el palacio del clan Seiku, el cual estaba resguardado por guerreros igualmente peligrosos. La misión exitosa pero comenzaría otra historia ya que Tetsuo profesaba un amor a Masshiroi prohibido debido a la naturaleza de ambos. Tetsuo un asesino a sueldo y Masshiroi destinada a casarse por conveniencia con el hijo de algún poderoso traficante, que enseguida vio en su salvador al hombre con el cual compartiría su cuerpo, su alma y su corazón.


Tetsuo lloraba el recuerdo de su amada, abrazaba a las mujeres que trabajaban en los más bajos Yakata Abazure llamándolas Masshiroi. Besaba sus labios y daba regalos que ponía en los pies de las prostitutas mientras en su delirio pensaba en las veces que amaba a Masshiroi.
Siempre veloz como el viento nocturno Kaze Naitā, recorría las terrazas del poblado donde vivía Masshiroi.
Ella lo esperaba ansiosa, admiraba a Tetsuo, se conocían desde niños y cuando lo aceptaron en el Oshiri Ryu, los dos supieron que estaban destinados a vivir su romance lo más discreto posible, los dos leales a sus valores, Masshiroi a su padre Hatori Hanzo y Tetsuo a su gremio de guerreros.
El gran Futoi, el callado Ōgi, Daitan el más valeroso de todos, el más viejo Kitai, Kitanai el menos suertudo con las mujeres, Sakura la cual estaba enamorada de Tetsuo, Tori el joven y al final Tetsuo, el desalmado, el fundador del clan y el más aguerrido.

Eran muy buen equipo y casi todas sus misiones fueron un éxito. Estaban preparados para cualquier imprevisto. Entrenados para sortear los muros más altos, las fortalezas mejor resguardadas. No había obstáculo que se interpusiera en su camino
El día que Masshiroi fue secuestrada, su amada, la más blanca, la de blanco puro. Ese día perdió la calma. Tetsuo estalló en una mezcla de furia y desesperación. Debían planear como rescatarla inmediatamente. Después de trazar el plan arribarían al lugar indicado. Se desplazaban imperceptiblemente con la noche como cómplice sus pies veloces,  y el  corazón de Tetsuo queriéndose  salir del pecho. Llega a la terraza donde se encuentra Masshiroi, distrae a los guardias con el Arte de la Sombra Geijutsu Kage.
--- ¡Kagami Kage Ayumu!--- Tetsuo murmulla las palabras para invocar la sombra con su imagen que distraerá a los guardias, el conjuro dura treinta minutos, mientras pueda tener un tiempo con Masshiroi a solas.

--- ¡Sutoppu soko! ¡Alto ahí!---gritan los guardias a la sombra que invocó y que se adentra al enorme jardín. Los guardias lanzan flechas que traspasan el conjuro de Tetsuo.

Entonces Tetsuo entra a la cámara principal donde yace Masshiroi. Ataviada con una transparente toga blanquecina de material más liviano que el aire, tibio, perfumado por el aceite que se evapora bajo la tenue flama de las velas, en una especia de vasija.

Ver entrar por la ventana a Tetsuo, enciende la pasión en el alma de Masshiroi, sus ojos despiden calidez, una manzana cubierta de caramelo son sus labios. Comienza a moverse y acariciar la cama con finas telas que producen escalofríos en la piel del Masshiroi. Tetsuo se acerca sigiloso, Masshiroi permanece en un trance erótico, enredándose piernas y brazos, tocando sus senos y su pubis con apenas pelusa color negro. Emite sonidos de suspiros entrecortados y jadeos.
---Tetsuo, mi guerrero---jadeaba Masshiroi seductora.
Se despoja de la máscara que cubre su rostro y sucumbe a la miel que destila el cuerpo esbelto de Masshiroi que también se abandona a las caricias que le prodiga Tetsuo. Sin percatarse, pasan las horas y la noche oscura, cómplice de los amantes, salpica con sonidos de insectos la tranquilidad allá afuera mientras una tibia brisa seca el sudor de ambos. Entrelazados se fusionan en cuerpo y alma, como un solo ser.

Masshiroi no se percata que Tetsuo aprovechando la violeta oscuridad de una noche que agoniza, se escabulle, sabiendo que los guardias confiados en haber espantado al intruso duermen tan profundamente como niños.
Esa noche antes de partir, Tetsuo observa a Masshiroi, como un ángel inmaculado. Sus ojos se llenan de esa imagen y sabe en su corazón que podría morir en ese instante.
Se hinca y recita una vieja plegaria. Estando con las piernas en forma de alas de mariposa, coloca la katana en sus rodillas, junta las palmas con los dedos flexionados, entrelazados y sólo los dedos índices apuntando al cielo. Respira y murmulla:
----“Que el sol, la luna y las estrellas protejan tu alma y tu corazón de lo maligno. Tu belleza es mi salvación.”
“Taiyō mangetsu hoshinofuru mamoru tamashī kokoro tachimukau Aku. Bijin ataeru seikatsu”.
Se levanta de un salto y desaparece por entre la noche violácea. 
II

El hambre y la sed hacen que Tetsuo, resurja de la penumbra que se encuentra sumido. El sol quema sus retinas mientras busca en botes de basura algo comestible, fruta podrida, pan mohoso, cualquier cosa que llene su estómago y ahuyente el hambre que lo ataca como punzadas. Apura un largo trago a la botella con alcohol de baja calidad. Hace una mueca al sentir como el líquido quema su garganta ya irritada por la borrachera de la noche anterior.
Ha perdido noción de tiempo y espacio, también ha perdido la voluntad de vivir. Abandonando toda filosofía que lo hizo un gran guerrero algún día, permanece constante en sus directrices al no morir por su propia mano. Así espera la muerte más honrosa que puede conseguir en el bajo mundo, sentir el acero cegar su vida después de una pelea.
Al estar vagabundeando por las calles de pronto divisa una cara conocida es Ōgi. Tetsuo piensa que es otra de las alucinaciones de las cuales ha sido víctima en los últimos días pero al observar mejor, se da cuenta que es Ōgi o alguien que se parece a él impresionantemente, pero ahora Ōgi muestra su cara, antes cubierta por cabello. Sus vestimentas oscuras ahora son reemplazadas por ropas de colores más vivos. Seguro es una alucinación, en el estado en el que se encuentra lo que menos pensaría ahora es que lo viera en ese estado y decide ir a donde se reúnen las lacras de la sociedad. El abismo ejerce tal poder sobre Tetsuo que desquebrajándose su alma en su interior no quiere saber nada del mundo. Al llegar al burdel el enorme Buta, el que resguarda la entrada, lo recibe con un puñetazo en el estómago, que hace que Tetsuo caiga, con un gesto de dolor en la cara.
---¡Hey! Mal nacido ¿Cómo te atreves mostrar tu asqueroso rostro por aquí? Agradece que no le avise al jefe que estas aquí si no estuvieses muerto— vocifera la enorme masa de carne que es el que resguarda la entrada.

Lo levanta y le da una patada que lo manda de bruces de nuevo, cae inconsciente.

--Tiren ese pedazo de mierda por ahí----dice Buta y dos hombres menos voluminosos que él lo levantan de piernas y brazos y lo arrojan a un callejón cercano.

Tetsuo enseguida se transporta al pasado.
Desde un árbol, observa una pequeña aldea. El cielo estrellado y la luna despiden una luz tenue. Sakura está en el árbol contiguo. Su pequeña figura apenas si se distingue, está con ellos Daitan. La misión relativamente sencilla: robar las cartas de un gran señor de la droga, correspondiente a los sobornos que ha hecho a diferentes personalidades de alto rango.

Hay poca vigilancia así que será un sencillo robo. Tetsuo avanza, seguido de la pequeña Sakura y Daitan. El plan es entrar por arriba del lugar donde están los documentos. Sakura y Daitan sólo estarán ahí por si encuentran mayor resistencia. Hasta donde se sabe solo están los empleados y los guardias están distraídos, oyendo música de banjo y viendo mujeres gordas semidesnudas bailando.
Tetsuo da un gran salto asiéndose de la esquina, algo parecido a un canal de desagüe, hace un esfuerzo y ya está arriba. Sakura y Daitan los siguen de cerca pero se quedan guarnecidos en las sombras.
Tetsuo encuentra el tragaluz y da un salto, no cuenta con que uno de los guardias ávido por más alcohol entra en la habitación donde Tetsuo es sorprendido revisando el escritorio en busca de los documentos. El guardia del doble de tamaño de Tetsuo arroja una silla que se desploma en el rostro de Tetsuo. Se acerca a él y lo toma del cuello con un brazo y lo levanta. El rostro congestionado de Tetsuo comienza a tornarse morado por la falta de oxígeno. Su visión se empieza a nublar y en ese momento la mano que lo tenía fuertemente asido cede. De la boca del guardia salen espumarajos de sangre y cae. Sakura lo cruzó con su katana, rompiéndole  la espalda y cercenando sus pulmones.
Daitan, arroja una bomba de pólvora al lugar en donde están los demás guardias que ofuscados por el alcohol y la sorpresa no atinan a reconocer lo que está sucediendo.
Sakura ayuda a Tetsuo y lo toma por la cintura ayudándolo a caminar y los tres ninjas desaparecen por entre el bosque convirtiéndose en uno de los tantos misterios que ahí habitan.
No es la primera vez que Sakura salva la vida de Tetsuo así que en señal de agradecimiento, Tetsuo regala una daga con incrustaciones de zafiros y diamantes. Sakura acepta la daga pero estaría más que satisfecha con pasar una noche entre sus brazos. En la mirada de ambos hay comprensión. La pequeña Sakura daría todo por ser correspondida. Se odia a sí misma por ser de menor de edad que Tetsuo y con menos atributos que Masshiroi y más se odia por amar a Tetsuo. La próxima vez tal vez no salve a Tetsuo. Tal vez dejará que muera a manos de sus enemigos y se quitará la vida con la daga. Vivir en el desamor es un suplicio. La muerte ronda el espíritu de la pequeña Sakura.







Una enorme rata, comienza a mordisquear los lóbulos de las orejas de Tetsuo, que poco a poco recobra la conciencia, el fuerte golpe le ha dejado una marca en la cara, un pómulo hinchado, su estado es cada vez más deplorable. ¿Quién imaginaría que alguna vez ese grasiento vagabundo alguna vez fuera un gran guerrero?
Tetsuo que fuera un veloz corredor algún día, sus piernas lo traicionan al intentar huir después de robar un trozo de jamón y es apaleado. Su cuerpo resistente a los golpes comienza a sucumbir, sus huesos a debilitarse y con cualquier patada sus costillas ceden. El dolor físico es poco comparado con el dolor de la pérdida que siente por sus amigos. ¿Cómo es posible que hayan muerto?

Sakura y Daitan están en un parque. Hay un sol veraniego implacable que hace que todos vistan ropas ligeras. Sakura, con una falda corta color blanco, sandalias y una blusa violeta con un gran escote, dejando ver los atributos de una mujer en el mejor punto de su madurez, en cambio Daitan, vestido con pantalones de material ligero y camisa sin mangas, lleva unos lentes oscuros. Ese día  concuerdan verse con Ōgi, después de tanto tiempo el llamado les parece demasiado extraño como para no atenderlo, parece que su líder al que creían muerto, su líder que los llevo a la gloria como guerreros está vivo.

Al llegar Ōgi, observa a Sakura con sorpresa y con una sonrisa maliciosa que nunca habían visto.
--- Ōgi el misterioso ¿Puede reír?—dice en tono irónico Sakura.
---Si esa es una sonrisa entonces el mundo va a acabar, viejo amigo, ¿Cómo estás? ---dice Daitan abrazándolo efusivamente. Ōgi haciendo un esfuerzo devuelve el abrazo efusivo pero pronto vuelve a su actitud misteriosa.
---He visto a Tetsuo perdido en las calles---dice Ōgi morosamente.
Sakura y Daitan se voltean a ver unos a otros. Los tres piensan lo peor.
---Su estado es deplorable, parece que no come y no se veía muy sobrio que digamos, lo vi delirando, hablando al cielo, llorando---dice Ōgi mostrando un esbozo de compasión.
---¿Será posible que haya ido al cementerio?---pregunta Daitan.
Los tres se miran y luego bajan la mirada.
---Tendremos que decirle que todo es parte del ritual para salir del clan---dice Sakura pensativa. Nadie lo notó pero interiormente, un sentimiento que yacía enterrado en lo más profundo de su ser, inundó su corazón de alegría por ver a Tetsuo. Su mirada de ojos negros despidió un destello. Tetsuo el gran guerrero vivía y ya no había ninguna princesa que se interpusiera entre ellos.





El romance de la princesa y el guerrero cada vez era más intenso, los días que no se veían eran interminables para ambos. Después del casamiento de Masshiroi era cada vez más peligroso verse. Solo cuando el esposo Baka, el cual Masshiroi aborrecía, sus besos babosos que la asqueaban y como tocaba su cuerpo, como un adolescente inexperto, ansioso, realmente lo odiaba y siempre que podía se mostraba indispuesta. El hijo del gran traficante solo podía dar la vuelta y esperar que alguna otra de sus concubinas pasara la noche con él.
Las noches sin luna eran perfectas para que Tetsuo se escabullera a los aposentos de su princesa. Los conjuros de sombras habían sembrado un ligero terror entre los empleados y guardias del palacio que relataban historias de fantasmas de guerreros que desaparecían en la oscuridad del bosque. Y hasta la fecha seguían siendo efectivos para distraer a los guardias y esto le permitía estar con su amada. En su lecho olvidaba el olor dulzón de la sangre de sus enemigos, olvidaba los alaridos de sus víctimas al sentir el acero de su katana.
En el cuerpo de la princesa encontraba el consuelo que sanaba todas sus heridas, sus besos lo transportaban a una lluvia verdadera cuando normalmente la única lluvia que experimentaba era la Ame Seiya, lluvia de flechas. Las blanquísimas manos de Masshiroi, recorrían el cuerpo del guerrero. Admiraba sus músculos, se perdían en caricias.
Esa noche Tetsuo se sintió perdido de amor por Masshiroi. Durmió tan profundamente en sus brazos que el amanecer los sorprendió. Tetsuo abrió los ojos y enseguida dio un salto que hizo que Masshiroi diera un ligero grito. El sol implacable hacía imposible su huida. De pronto se oyó ruido en los pasillos, eran las damiselas de Masshiroi que entrarían a despertarla para el baño y demás. Ese día su esposo regresaría de un viaje de negocios y harían un banquete. Tetsuo supo que era el final. Jamás saldría vivo del palacio así que espero. Se le ocurrió esconderse en el baúl de los recuerdos de la princesa y podría escapar cuando fuera de noche de nuevo. Masshiroi estuvo de acuerdo aunque una angustia latente invadía su ser. Se abrazaron y se prodigaron palabras de amor infinito.

Horas después el banquete estaba en su apogeo, había una banda que tocaba música suave y alegre, corría el vino y había mesas con manjares inimaginables. Masshiroi tenía que aguantar al borracho de su esposo que no cesaba de hacer comentarios despectivos acerca de ella y su familia, los llamaba plebeyos.
Mientras Tetsuo atento en la habitación de la princesa observaba la escena y su sangre hervía. Tenía asida la mano a su katana fuertemente, tanto que su mano estaba casi del color de una hoja de papel. Sus ojos estaban clavados en Baka.
En algún momento Baka totalmente ebrio ordenó a los músicos algo con más ritmo y tomó a su esposa de la mano y la llevo enfrente de todos. Sus movimientos toscos molestaron a Masshiroi pero no se resistió, el matrimonio había salvado a su familia, sepultada en deudas y no tenía opción. Baka sabía que Masshiroi no lo amaba, es más sentía la repulsión que le causaba así que la trató con menos respeto. Llegó un momento que la tiró del brazo con tanta fuerza que la tiró al piso y en ese momento todos se quedaron callados. Baka comenzó a reír y después todos los comensales rieron. Masshiroi jamás se había sentido tan humillada, al pararse dio una bofetada a su esposo ante la expectación de los invitados y Baka enfurecido le abofeteó de vuelta y en el piso la comenzó a patear. En ese momento Tetsuo salto de la terraza al jardín, con altura de más de cinco metros, llegó a donde estaba Baka apaleando a Masshiroi y de un espadazo limpio cortó la cabeza de Baka, fue tan rápido que pareció que había fallado. Una delgada línea roja apareció en el cuello de Baka y ante el público horrorizado la cabeza de Baka cayó. Alguien llevó a Masshiroi fuera del tumulto, gritaba el nombre de Tetsuo. Pronto llegaron guardias y más guardias, al principio utilizó todo su potencial, cruzando con su katana a uno, dos, tres, cuatro, guardias. Saltaba encima de las mesas, los golpeaba en la cara inutilizándolos, cortaba sus piernas, brazos, cuellos, estómagos y los guardias seguían viniendo. De pronto todo terminó. Un golpe en la cabeza. Lo creyeron muerto. Abandonado en un precipicio, un monje encontró el cuerpo semi-inerte de Tetsuo, lo llevó a su casa y le prodigó cuidados por años hasta que despertó.


Tetsuo sabía que la hora de su muerte estaba cerca, hacía días que no probaba alimentos así que fue al cementerio a estar cerca de sus amigos. Quería morir con ellos. Y ahí estaban sus lápidas.
Al llegar cayó al piso por lo débil que se encontraba y su visión nublada alcanzó a ver una sombra, intentó enfocar y vio a Futoi, enorme con una niña en sus brazos a la cual soltó y esta caminó a su lado, luego vio a Ōgi esbozando una sonrisa, definitivamente estaba alucinando ya que Ōgi sonriendo era algo imposible, Daitan le seguía, Kitai con un bastón, Kitanai tomado de una mujer obesa y cinco pequeñines, Tori impecablemente vestido como alguien de alto rango y al final Sakura más bella que nunca. Todos ellos estaban a su alrededor cuando Tetsuo por fin sintió que era liberado de esta vida y se reuniría con su clan, el gran clan Oshiri Ryu, el cual ahora estaba completo por última vez.
Entre visiones que le parecían a Tetsuo cada vez más opacas observó a Sakura que le mostraba algo, le mostraba su propia tumba y la lápida con su nombre. Tetsuo experimentó algo parecido a la tristeza, siempre imaginó una muerte honorable a manos de algún hábil enemigo. Luego observó que Sakura tenía en sus manos su Ninjutsu, trató de alzar una mano y pero estaba demasiado débil, Sakura entonces lo depositó en la tumba y todos empezaron a rellenarla con tierra. Tetsuo se desplomó.
El gran clan  Oshiri Ryu había muerto. Todos los guerreros incluyendo a Tetsuo habían sobrevivido y ahora lucharían con su arma más poderosa, lucharían con el corazón.


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